Texto y fotografías de: Diego J. Casillas Torres
02 September 2020 | Fuente: www.miextremadura.com
Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo invisible. Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado a sus dedos, a pesar del tiempo y la distancia. Y no importa lo que tardes en conocer a esas personas, ni importa el tiempo que pases sin verlas, ni siquiera importa si vives en la otra punta del mundo: el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá. Su dueño es el destino.
Conocí la Brizna accidentalmente. Al día siguiente me marchaba de vacaciones y aquella tarde iba a estar liado con los preparativos. A media mañana me pidieron sustituir a una compañera asistiendo a la celebración de su primer aniversario.
El nombre del lugar era sugerente. Brizna: filamento o hebra, especialmente de una planta o de un fruto. Era un 31 de Julio y hacía mucho calor en Mérida, por lo que pensar en plantas y frutos en pleno corazón del Geoparque de las Villuercas era muy tentador. Hoy bendigo las razones casuales por las que tuve que sustituir a aquella compañera en aquél encuentro.
La chaqueta no vino mal pasado el ocaso. Recuerdo aquél día pleno de felicidad en el que conocí a un montón de personas muy especiales que por diferentes razones han significado mucho en mi vida hasta ahora y que me han unido con otras que hoy son parte de mí. Y es que las casualidades no existen, pero el hilo rojo si.
La segunda vez que fui lo hice con la ilusión del reencuentro con aquél lugar tan espectacular y con Ana, la persona que gestiona con tanto corazón algo que es más que un alojamiento rural. Reímos, charlamos y quedamos en que volvería cámara en mano, porque el hechizo de la Brizna había hecho mella en mí al más puro estilo del "Mal de África", creándome la necesidad de volver y una profunda añoranza por un lugar que casi siento como propio.
La siguiente vez fue también especial. Tenía ganas de desconectar. El verano había sido largo, caluroso y lleno de tareas. Ahora tocaba respirar y Ana me ofreció la oportunidad de hacerlo en la Cabaña Violeta. He vuelto en otras ocasiones, a la cabaña blanca, la roja... Y siempre, siempre, ha sido especial volver allí. La Brizna es como esa caja grande llena de hilos rojos que te ayuda a reconectar contigo y con tu hilo, a desechar el que no es y a seguir la pista del que debería ser. La Brizna está también al otro extremo de uno de esos hilos rojos y por eso me siento irremediablemente unido a ella.
La Brizna es un complejo de siete cabañas diferentes que se diferencian por colores: verde, naranja, azul, roja, blanca, violeta y amarilla. Tienen 1 ó 2 habitaciones, sofá cama en el salón, una pequeña cocina y un baño donde ducharse mientras contemplas un delicioso paisaje por la ventana. Están equipadas con aire acondicionado y chimenea para el invierno. Todas poseen un generoso porche bien orientado donde disfrutar del amanecer y la puesta del sol es un verdadero lujo.
La piscina tiene un toque oriental verdaderamente encantador, como toda la decoración de las cabañas nos hace soñar con otras latitudes. Buda, un gong, las camas y otros muebles en bambú traídos de Indonesia … … y mucho corazón. Todo, absolutamente todo, contribuye al relax, a disfrutar de la naturaleza sin pensar en otra cosa. El generoso paisaje, el silencio, la magia del lugar … Porque las personas que hacen posible La Brizna viven por y para ella, y eso se nota.
Y como me gusta contar las experiencias bonitas y esta es una de ellas, os contaré sin querer dar envidia, que descorchar en La Brizna una botella de Alunado (Pago Los Balancines) y compartirlo con una buena compañía en el porche de la cabaña violeta, al ocaso, disfrutando de la brisa entre las briznas de hierba que nos rodean… Eso es pleno turismo experiencial cargado de emociones y eso tienes que vivirlo cuanto antes. Esto y el hecho de alojarte en un lugar con 2.547 km² de jardín...
Puedes consultar y hacer reservas en https://labrizna.com/, o llamando a Ana directamente, al teléfono 649 894 353. Cualquier época del año es buena para visitar el Geoparque Villuercas Ibores Jara
La Brizna. Casas Rurales en Cañamero, Geoparque Villuercas Ibores Jara (Cáceres)