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18 June 2021 | Fuente: www.miextremadura.com
Se acerca uno de los momentos más mágicos del año, celebrado por todas las culturas desde tiempos inmemoriales, el solsticio de junio, la señal de que empieza el verano en el hemisferio norte y el invierno en el hemisferio sur. Este año, el solsticio llegará concretamente el 21 de junio de 2021 a las 03:32 UTC (+2h en la Península Ibérica).
Como astroturistas exigentes y viajeros curiosos que somos, te proponemos ver el solsticio en unos enclaves únicos donde la energía del universo fluye desde la tierra (al menos así lo consideran muchos): Las piedras sagradas y dólmenes de Extremadura, una región privilegiada para para descubrir estos restos arqueológicos que nos ayudan a entender mejor a nuestros antepasados y su cosmovisión.
En algunas construcciones megalíticas se puede observar la influencia solar para los antiguos pueblos por su orientación, sobre todo en fechas tan destacadas como el solsticio de junio. Allí podemos comprender el papel fundamental que jugaban el sol y otros astros, como la luna, en la cosmología de los primeros pueblos.
Tienes muchos dólmenes y piedras sagradas para elegir por todo el oeste español, pero te contamos cuáles son nuestros favoritos para contemplar el solsticio y, ya que estás, quedarte luego a ver las estrellas junto a estos gigantes de piedra que vigilan el limpio cielo de Extremadura. Los sonidos nocturnos en la dehesa extremeña y sus olores pondrán el broche a una velada de observación astronómica irrepetible.
Los dólmenes son monumentos megalíticos construidos principalmente entre el 2500 y el 4000 antes de nuestra era con una funcionalidad funeraria. Eran lugares de enterramiento colectivo de los miembros de una misma comunidad. Cabe, además, la posibilidad de que se construyeran en lugares sagrados asociados al culto a los antepasados o a alguna divinidad tutelar.
Los dólmenes en Extremadura y parte del Alentejo en Portugal suelen tener una orientación mirando al sureste. Cuando una orientación de este tipo de monumentos se repite en una zona concreta pero no en otras, indica que no es casual, y que su motivación era probablemente astronómica apuntando generalmente hacia el sol, pero a veces incluso a la luna.
Para saber si un monumento de este tipo está alineado de manera astronómica se necesitan ciertas herramientas, por lo general una brújula y un clinómetro. Se calcula la orientación (teniendo en cuenta que el norte geográfico y el magnético no son iguales), se mide su grado de inclinación y también la altura del horizonte. Sabiendo esto comprobaremos si está alineado con la salida del sol.
El dolmen de Lácara en La Nava de Santiago (Badajoz), se encuentra en mitad de la dehesa a pocos kilómetros de la histórica ciudad de Mérida. Está formado por una cámara funeraria de unos 5 metros de diámetro, ortostatos de 5 metros de altura y un corredor de acceso de unos 20 metros. Según datos de Michael Hoskins, su orientación coincide con posiciones de la salida del Sol y la Luna.
El conjunto de dólmenes de Valencia de Alcántara (Cáceres), hasta 43 monumentos funerarios del calcolítico, son un buen ejemplo donde podemos comprobar la importancia del ciclo solar en las construcciones de la época, sobre todo las de carácter sagrado. En el llamado Zafra III su orientación astronómica está totalmente demostrada, incluso por un equipo de investigadores del Instituto Astrofísico de Canarias que retransmitió el equinoccio desde allí en 2018.
Y otro ejemplo de esta influencia solar, es el dolmen de Magacela (Badajoz), donde podemos ver incluso grabados soliformes en la piedra en el interior de la cámara. Este impresionante dolmen de cámara circular de aproximadamente 5 metros de diámetros esta formado por ortostatos de una altura media de 1,75 metros. Su alineación astronómica es más visible entorno a los equinoccios, pero sigue siendo un lugar excelente para ver las estrellas cualquier época del año.
Seguimos con una curiosidad arqueológica que nos fascina, el conocido como Cancho que se Menea de Montánchez. Se trata de una piedra megalítica de 3.68 metros de altura, con un peso de 15 toneladas que, hasta ser derribada por soldados franquistas durante la guerra civil española, se mantenía en un precario equilibrio que hacía que pudiera moverse incluso tocándola con el dedo. Se sabe que se ha utilizado históricamente para atraer la fertilidad y su singularidad es tal que su origen ha sido incluso atribuido a los Atlantes. Su orientación astronómica aún es incierta, pero desde luego es fascinante para ver desde aquí, a 1.000 m de altitud, el solsticio o cualquier puesta de sol.
El menhir del Rábano, en Valencia del Ventoso (Badajoz), se encuentra en un enclave idóneo para ver el solsticio de verano, y también para la astrofotografía, por lo despejado de su horizonte. Este monumento megalítico de forma troncónica y sección ovalada tiene una altura de 2,74 m y está ornamentado con cazoletas.
Así que ya lo sabes, si quieres celebrar el solsticio de junio como los pobladores ancestrales, puedes encomendarte a los antiguos dioses solares desde cualquiera de estas piedras sagradas y dólmenes de Extremadura. Seguro que las fuerzas astrales conectan mejor aquí, o al menos te regalan toda la belleza de un limpio cielo estrellado.