Acueducto de San Lázaro

Esta Semana Santa mi hija me recordaba que, cuando era pequeña, yo solía leerle un cuento que se llamaba "Guillermo, el hermano tonto de Papá Noel". Cuando colgué el teléfono empecé a pensar en lo tremendamente fastidioso que debe ser eso, ser el hermano tonto de alguien, o el hermano feo o el hermano menos importante.

¿Y por qué te cuento esto?

Por la sencilla razón de que es lo que pienso con respecto al Acueducto de San Lázaro. Uno de los monumentos menos conocidos quizá, o que menos visitas registran o que menos se mencionan si lo comparas, claro está, con su hermano el Acueducto de Los Milagros. De hecho, es uno de los monumentos que se visitan "de paso". Y no por todo esto es menos importante.

Para empezar, y para sorpresa de muchos emeritenses, el acueducto que se ve actualmente, no es romano. No señoras y señores, oigan: n-o-e-s-r-o-m-a-n-o.

Inicialmente, en paralelo y en el mismo lugar sí había un acueducto en época romana. Debió ser imponente. Hay quien piensa que incluso más que el de Los Milagros, y con un estilo arquitectónico muy parecido. Lo que hoy vemos, es una obra realizada en el Siglo XVI para conducir las aguas que el acueducto original de época romana traía hasta Mérida de las zonas de Las Tomas y Casaherrera. Vamos que es de poco después de la llegada de Colón a América.

Pero no seré yo quien le quiera quitar mérito, al contrario. El edificio es impresionante y tiene un valor histórico y arquitectónico incalculable. En la parte más próxima al Tercer Milenio se localizan los restos originales romanos, en paralelo, de una torre del agua o desarenador donde, por decantación, el agua se limpiaba de impurezas y sedimentos llegando hasta allí a través de una conducción cerrada desde su origen.

Entre los restos de esta torre del agua y el Río Albarregas, el acueducto romano está perdido y sustituido por la obra del S. XVI, a pesar de que  podremos apreciar restos del specus romano o canal por el que discurría el agua que fue desechado y abandonado al lado del nuevo acueducto renacentista.

El resto conocido de época romana más visible de todo el trayecto, es el de los arcos que se encuentran junto a la Avenida de Extremadura. Estos arcos nos dan una idea de la obra original. Podemos apreciar que son más altos y tienen mayor luz que los del acueducto de los Milagros.

Así, con la ayuda de los arqueólogos que han interpretado su recorrido y con un poco de imaginación, apreciamos que el acueducto romano continuaría hasta una cota donde el terreno gana altura, concretamente próxima a la casa del Anfiteatro. Una vez allí, la conducción de agua discurre sobre uno de los muros que llevan a la Torre del Agua o castelum aquae. Allí se produciría un nuevo filtro por decantación y desarenado. Como curiosidad, en la Casa del Anfiteatro se puede ver un aliviadero decorado con una cabeza de león, lo cual parece ser una fuente pública.

Estoy seguro de que much@s emeritenses desconocen esta zona en la que el Ayuntamiento de Mérida ha incrementado recientemente la superficie ajardinada. ¿Te animas a pasear conmigo por ella?.