02 January 2019
Solo tuvimos que hacer lo que más nos gusta: tomar un desvío y comenzar la aventura. Habíamos visto decenas, quizás cientos de veces su silueta recortándose sobre la Sierra de Santa Cruz viajando desde Madrid hacia Mérida pero nunca nos habíamos atrevido. Fue este verano cuando decidimos adentrarnos en la población de Santa Cruz de la Sierra, en Cáceres, y serpentear por sus calles ganando altura buscando el Convento.
Se trata de un edificio sorprendente. El recinto está en ruina con la práctica totalidad de sus estancias derrumbadas, aunque la esperanza y la ilusión nos dice que aún puede recuperarse mucho. El Convento Agustino de San Joaquín fue fundado en 1629 por Juan de Chaves y Mendoza.
La Iglesia es la única parte del edificio que, con las debidas y lógicas precauciones y bajo la responsabilidad individual, puede visitarse.
La historia de estas tierras se remonta a la época del Neolítico, desde la cual existen evidencias de ocupación. Probablemente los romanos también camparon por aquí ya que se encontraba en el camino desde Turgalium hasta Augusta Emérita. Hay algún resto que indica que los visigodos también fueron habitantes de estos lares y durante la edad media y ocupación musulmana también estuvo poblado. En 1233, las tropas de Fernando III de Castilla recuperan este territorio de manos árabes y, desde entonces, su desarrollo poblacional está sujeto al de Trujillo, de la cual va a depender.
El interior de la iglesia de este convento alberga algunas curiosidades. En sus pareces podremos ver grafitos que tal vez fuesen proyecto de retablos o trampantojos. También encontramos inscripciones que nos hacen pensar en un uso como almacén de grano ya que aparecen nombres ligados a recuento de unidades de algo, con fechas de cuando se ingresa y cuando se retira.
Para los más osados y aventureros, recomendamos la visita. Para el resto o quienes no tengan oportunidad, os dejamos con estas fotografías.