Turismo

El Jerez de los Caballeros Romano · Villa de El Pomar

Una de las sorpresas que me deparaba el fin de semana que hace poco pasé en El Paraíso de Brovales fue el poder visitar la Villa Romana de El Pomar que, junto con la visita al Dolmen del Toriñuelo (del que hablé hace poco en otro reportaje), constituyen dos de las muestras patrimoniales más antiguas con las que Jerez de los Caballeros cuenta. Y ciertamente desconocidas por la mayoría de los visitantes.

 

 

De Extremadura, cuando se habla de restos romanos, a uno siempre le vienen a la cabeza las mismas imágenes, icónicas, del Teatro Romano y el yacimiento urbano de Mérida o del Puente de Alcántara. Con frecuencia no reparamos en el ingente legado arquitectónico que los romanos nos dejaron en la región. De vez en cuando nos ocupamos de alguno de ellos y hoy le toca el turno, por derecho, a la Villa Romana de Jerez de los Caballeros declarada hace un año Bien de Interés Cultural en Extremadura (BIC), con la categoría de Zona Arqueológica.

 

 

El yacimiento, excavado desde 1969, se encuentra rodeado por viviendas y otros edificios en la barriada de El Pomar. Hace siglos fue una espléndida villa, catalogada como Domus suburbana, es decir, una casa rústica o en un ámbito rural. Es inevitable, aunque no está demostrado y carecemos de certeza, ligarla a la ciudad romana de SERIA FAMA IVLIA, asentamiento de localización incierta que se vincula con probabilidad con la zona en la que se encuentra la fortaleza templaria de Jerez. Anteriormente, en época prerromana la ciudad se denominaba SERIA, XERIA ó XERIS y está citada por Plinio que la ubica en la provincia Baetica. La ciudad contó con el estatuto de municipium adscrito a la tribu Galeria, aunque no está claro si fue otorgado por Cesar, Augusto o Vespasiano.

 

 

La villa que visité gracias a la amabilidad del personal de la Oficina de Turismo de Jerez, fue levantada a inicios de la época imperial, en el siglo I y reformada a lo largo de los sucesivos años hasta el siglo VI de nuestra era. Quinientos años de servicio para dar hogar a varias generaciones de alguna familia patricia hasta la época visigoda. Está ubicada en un alto desde el que se dominaba el cauce del Río Ardila.

 

 

Cuenta con un gran peristilo que estuvo porticado y rodeado de columnas en torno al cual se ordenaban las estancias de la vivienda.

 

 

El peristilo es una verdadera maravilla, pavimentado con mosaicos de motivos geométricos y perimetrado por un canal salvo en la parte orientada al Sur que daba acceso al viridarium (jardín) en el que apreciamos restos de un gran estanque que, posteriormente, fue convertida en una fuente con remate semicircular. Este esquema arquitectónico la clasificada directamente como “villa de peristilo”.

 

 

La estancia principal de la casa, denominada OECUS es la que contiene el mosaico más importante de los que se han encontrado en esta excavación. Este consta de tres escenas principales y en ellas se representan motivos marinos, un áuriga victorioso y lo que parece ser una celebración dionisíaca con figuras del dios Baco, nínfas, sátiros y máscaras de teatro. 

 

 

 

 

 

Otra estancia curiosa llama la atención por su forma ya que no es cuadrada. Los arqueólogos la identifican con el triclinium (comedor) o el tablinum (despacho del señor). 

 

 

A pesar de las columnas, la fuente, el gran peristilo, los pavimentos de mármol, los mosaicos y algunas frescos que revocaban las paredes de la villa y que se conservan en el Museo Nacional de Arte Romano, en Mérida, la villa no era excesivamente ostentosa perteneciendo a un nivel de riqueza media. La práctica totalidad de los materiales empleados en su construcción son de la zona.

 

 

Los restos del arranque de una escalera hacen suponer a los arqueólogos que la casa contó con una planta superior de la que no se conserva nada evidentemente.

 

 

El monumento es mucho más extenso que lo que hoy podemos visitar ya que se pierde bajo los cimientos de los edificios adyacentes. El paseo es agradable, interrumpido solo por la visita de un "guardián" que camina silencioso por las estancias.

 

 

La información que aporta esta villa romana junto con las de Mérida y Barbaño, entre otras, es imprescindible para entender la estructura de una domus romana a lo largo de los siglos de cultura romana. Sincera y honestamente recomiendo esta visita encarecidamente a todas aquéllas personas con inquietudes históricas, patrimoniales y culturales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Contrariamente a lo que parece, la villa no está cerrada y puede visitarse, para ello es necesario dirigirse a la Oficina de Turismo de Jerez de los Caballeros, teléfono 924 730 372 o enviando un correo electrónico a la dirección turismo@jerezcaballeros.es

Llegar hasta la Oficina de Turismo tiene premio. Solo allí podrás disfrutar de una de las vistas más bonitas de Jerez desde el Mirador de San Agustín.