Turismo

Romangordo, la memoria dibujada

Los antiguos romanos creían que si al morir dejaban un rastro material que pudiese ser contemplado y leído por las generaciones posteriores siempre serían recordados y nunca dejarían de vivir, aunque fuese en la memoria. Romangordo, al Noreste de la Provincia de Cáceres, en la comarca de Campo Arañuelo, es un ejemplo de la costumbre romana en lo que a dejar rastro en la memoria respecta. No solo dejar rastro en la memoria de los visitantes, sino rastro de su memoria en la memoria de quienes hemos tenido la suerte de pasear por sus calles.

Hace poco volvíamos de una excursión a la provincia de Ávila y decidí parar en Romangordo como sorpresa para mi compañera de viaje a la que no quise decir nada de lo que encontraría al llegar. Su sorpresa fue mayúscula al comenzar a ver los primeros trampantojos en las puertas de algunos corrales, pero aún había más. Conseguí comunicar con mi amiga Isabel, informadora turística de la Casa de los Aromas y así, al asalto, se nos presentó dispuesta a guiarnos con su buen saber y mejor predisposición acompañándonos a una verdadera visita guiada por las calles de la población en la que nos contó con todo lujo de detalle la historia de cada composición.

 

 

Romangordo no llega a los trescientos habitantes pero luce limpio, bien cuidado, derrochando el amor de sus habitantes en cada rincón. No puedo evitar acordarme de nuestra querida Charo Cordero, que fue alcaldesa de esta población hasta su fallecimiento hace poco, y me asalta su carácter entrañable y cariñoso que estoy seguro pervive en cada calle, en la fachada de cada casa.

El paseo es, quizá, de los más agradables que puedan darse en cualquier época del año, aunque la primavera y el otoño son sin duda las mejores épocas para hacerlo. Mientras mi compañera disfrutaba sacando fotos con el oído atenta a lo que nos contaba Isabel, fuimos deshaciendo esa maraña urbana típica de las poblaciones rurales de nuestra Extremadura, recorriendo los lugares más emblemáticos y contemplando como la historia, las costumbres, los personajes y el entorno natural (precioso) que rodea a la población están impresas en las paredes. Romangordo tiene un origen bonito que os invito a descubrir en uno de nuestros primeros reportajes, Madinat Albalat, un pedazo de Al-Andalus en el Norte de Extremadura, también podéis visitar La Casa del Tío Cáscoles, de la que también nos ocupamos hace un par de años en otro reportaje o La Casa de los Aromas, un verdadero placer para los sentidos, y de la que le prometimos a Isabel encargarnos no demasiado tarde en un nuevo reportaje.

Os dejo con este paseo tan maravilloso que me regaló la magia de nuestros orígenes, el arte urbano llevado al entorno rural, una pausa necesaria, el recuerdo de una gran persona como Charo y una tarde inolvidable con Isabel y una sorprendida compañera de viaje.