Turismo

Colonia Iulia Augusta Emerita

El legado monumental dejado en este lugar por tantas civilizaciones a lo largo de la historia han convertido a Mérida en un lugar especial y diferente a otras ciudades del mundo. Desde su fundación romana en el año 25 antes de nuestra era han transcurrido 2.046 años. Probablemente algunos siglos más de historia a juzgar por los restos líticos encontrados en el entorno del cauce del río Guadiana a su paso por la actual Mérida. Desde entonces, esta ciudad ha atrapado la mirada de todos los que por ella han pasado, despertando incluso la codicia por sus singulares obras de arte hasta el punto de ser desmantelados muchos de sus monumentos durante la dominación visigoda y posteriormente árabe.

 

Pasear hoy por Mérida, cámara en mano, constituye un placer que sigue cautivando a los viajeros que disfrutan de un privilegiado patrimonio. Quienes hemos tenido la suerte de habitarla en algún momento de nuestras vidas no solo disfrutamos de todo ello y de las múltiples actividades que se realizan al cabo del año en el entorno de algunos de sus monumentos, sino también de inolvidables caminatas al atardecer por las márgenes del Río Guadiana, tardes de sosiego y silencio en el Museo Nacional de Arte Romano o paseos por el Circo Romano, entre muchas más opciones.

 

Mérida no es ciudad para contarla, para describirla como hicieran Bernabé Moreno de Vargas y Alejandro Laborde con sus crónicas de viajes y grabados. Mérida es una ciudad para vivirla, para saborearla y para sentirla con pasión, la misma que sobre sus piedras han ido dejando quienes a lo largo de la historia la amaron y defendieron. 

 

Te invito desde este reportaje a viajar a ella y disfrutarla tanto como yo lo hago cada vez que tengo ocasión. 

 

Restos del acueducto romano de San Lázaro. Al final de la imagen se ve el arranque del acueducto hoy visible en su integridad que es una construcción del siglo XVI. 

 

El Circo Romano de Mérida es un edificio imponente por su extensión. En el centro se aprecia la Spina, el eje central que marcaba el recorrido de las carreras de carros.

 

El Centro de Interpretación del Circo Romano ofrece toda la información necesaria para que el visitante comprenda y conozca a la perfección el uso y aspecto del edificio original.

 

Mérida fue cuna del cristianismo hispano. La Basílica de Santa Eulalia y el Hornito se levantan en el lugar donde supuestamente fue martirizada Santa Eulalia reaprovechando materiales de época romana. 

 

Arco de Trajano, puerta de acceso a un imponente recinto monumental (hoy día bajo los edificios actuales) de uso religioso dedicado al emperador.

 

Mosaico Cosmológico, en la Casa del Mitreo. El más interesante aparecido en Mérida hasta la fecha. Recoge escenas religiosas, de la concepción del mundo y de las fuerzas de la naturaleza.

 

La Casa del Mitreo aún conserva parte de los frescos que decoraban las estancias interiores, además de conservar su arquitectura íntegra, lo que nos da una idea perfecta de como era una domus o casa romana.

 

Restos de policromía en una de las columnas de la Casa del Mitreo.

 

Estancias subterráneas pertenecientes a la casa del Mitreo, una de las casas mejor conservadas de la Hispania Romana conocida.

 

Los Voconio fueron una de las familias cuya existencia hemos conocido a través de este monumento funerario en la zona de Los Columbarios, junto a la Casa del Mitreo.

 

La zona funeraria de Los Columbarios alberga gran cantidad de sarcófagos en piedra, panteones, lápidas y cupas o estelas funerarias como la de la imagen.

 

Próximo a la Casa del Mitreo encontramos el Teatro Romano. Adivinar sus formas a través del seto que lo protege nos impacienta por llegar cuanto antes a su interior.

 

Acceder a las gradas (Caveas) a través de los accesos (Vomitorios) es algo realmente emocionante.

 

El Teatro Romano de Mérida es uno de los que mejor se ha recuperado y conservado de todo el Occidente romano. Asistir a una representación en el Festival Internacional de Teatro Clásico es una experiencia única.

 

Junto al Teatro, el Anfiteatro, equivalente en la antigüedad a los actuales campos de fútbol. En él encontraron los antiguos habitantes de Augusta Emerita entretenimiento con espectáculos de luchas entre hombres (gladiatura) o entre hombres y fieras (venationes)

 

El Anfiteatro contaba, al igual que el Teatro, con Caveas (gradas) y Vomitorium (acceso). Los espectáculos se desarrollaban en la Harenam (arena).

 

Recorrer el interior del Anfiteatro traslada al visitante a otra época, a otra dimensión. El asombro está garantizado.

 

Anfiteatro de Mérida. En plena "harenam" resulta imposible contener la imaginación. Vuela sola guiada por los vestigios.

 

Abandonar o entrar en el Anfiteatro por el mismo lugar por el que lo hacían sus habitantes hace dos mil años es casi cruzar hacia otra dimensión.

 

El Museo Nacional de Arte Romano fue diseñado por Rafael Moneo con una exquisitez única. El continente se adapta al contenido abrazándolo, como si desde el principio de los tiempos hubiese estado todo en el mismo lugar. 

 

Pórtico del Foro Municipal de Mérida. Su descubrimiento permitió delimitar los límites del espacio público y su vinculación con el Templo de Diana.

 

El Templo de Diana continúa manteniendo su errónea denominación a pesar de saber hoy que nunca estuvo consagrado a la diosa de la caza y, sino al culto imperial. 

 

La simbiosis entre épocas y estilos arquitectónicos de diferentes épocas ha permitido que el palacio renacentista del Conde de los Corbos conserve el Templo de Diana como si fuese su exoesqueleto. Hoy en día ambos monumentos se encuentran integrados en un edificio contemporáneo que evoca el aspecto romano de su entorno.

 

El Hospital de San Juan de Dios, originalmente Hospital de Santa María, un edificio Barroco que alberga en la actualidad la sede de la Asamblea de Extremadura.

 

La Plaza de España, epicentro de la actual vida social de la ciudad, reúne un interesante conjunto monumental de palacios y casas señoriales porticadas.

 

La estatua de la Loba Capitolina con la que la ciudad de Roma obsequió a Mérida observa el tránsito de personas sobre el Puente Romano.

 

Uno de los más largos del imperio, el Puente Romano de Mérida cuenta en la actualidad con 721 metros (792 si contamos las entradas) que se soportan sobre 57 arcos visibles y 3 más ocultos en las orillas.

 

Quizá esta imagen ilustra perfectamente el esfuerzo de adaptación que una ciudad, cuyo desarrollo continúa, debe hacer para preservar un yacimiento arqueológico tan profuso como el de Mérida.

 

La Isla existente en el Anas (Río Guadiana) fue empleada ya por los romanos para el establecimiento de un Nundinae (mercado) de ganado al que se accedía a través de un descendedero desde el Puente Romano.

 

La dominación árabe adelantó la muralla de la ciudad hacia el río, construyéndola sobre el dique de contención de aguas que los romanos habían edificado. Resulta asombroso descubrir cómo los materiales empleados proceden incluso de enterramientos, dada las numerosas cupae que se observan en el lienzo de la muralla islámica.

 

Entrada a la Alcazaba Árabe bajo la lápida del año 835 en la que reza la siguiente inscripción: En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Bendición de Dios y Su protección para los que obedecen a Dios. Ordenó construir esta fortaleza y servirse de ella como refugio de los obedientes el emir Abd al-Rahman, hijo de al-Hakam –glorifíquele Dios–, por medio de su camil Abd Allah, hijo de Kulayb b. Talaba, y de Hayqar b. Mukabbis, su sirviente Sahib al-bunyan, en la luna del postrer rabi del año doscientos veinte

 

El recinto islámico fue levantado para proteger a los musulmanes de las sublevaciones de la población y establecer un punto de control sobre el Puente Romano. En su interior apreciamos los restos de tres murallas de distinta época. La de la derecha, de época fundacional, la del medio de época tardorromana y a la izquierda, la de la fortaleza árabe.

 

El hecho de que fuese edificada tras demoler y derruir los restos de las viviendas romanas preexistentes, permitió una óptima conservación de las primeras hileras de sus muros así como del pavimento de las calzadas.

 

El Aljibe de la Alcazaba aprovecha el agua que se filtra desde el rio Guadiana para lo cual hubo que excavar hasta el nivel freático y construir este impresionante acceso.

 

Anexo a la Alcazaba Árabe se encuentra el Conventual Santiaguista un precioso edificio que alberga en la actualidad la sede de Presidencia de la Junta de Extremadura.

 

El Acueducto de Los Milagros salva el valle del Anas Baraeca de los romanos, actual Río Albarregas, para conducir agua a la ciudad.

 

Este es uno de los espacios preferidos por l@s emeritenses para pasear y disfrutar al aire libre.

 

La construcción que salva el valle conserva 825 metros de longitud con una altura en los pilares más altos de 27 metros. Algunos piensan que inspiró a los arquitectos de la Mezquita de Córdoba en su diseño.

 

El escultor Juan de Ávalos dejó su impronta en la ciudad que le vio nacer con esta Piedad con la que la ciudad homenajea a l@s emeritenses que perdieron su vida en todas las guerras en que España participó de forma activa.