Badajoz

Una puesta de sol diferente

Es tan sencillo como pararse a ver. Mirar ya miramos durante todo el día, pero ver es el inicio de disfrutar cuando lo que se ve es esto.

Una tarde cualquiera de un día cualquiera. Porque el sol se pone todos los días, igual que también sale todos los días. Es una perogrullada, lo sabemos, igual que lo es sentarse a mirar. Eso ya lo hacemos de serie mientras estamos despiertos.

 

 

Pero detenerse, olvidarse del teléfono móvil, de la hipoteca, de la revisión del coche con el que hemos llegado hasta aquí o de cualquier otra preocupación mundana. Pararse a VER. Eso, querid@s amig@s, es un ejercicio que no practicamos con frecuencia.

 

 

Y puede que no lo hagamos porque no reparamos en que, tal vez, es algo importante y necesario. Casi tanto como respirar, comer o beber agua.

 

 

Nos hemos venido una tarde al alto que corona la Alcazaba de Reina, junto a la población de idéntico nombre, muy cerca de Llerena. Miramos el reloj al llegar a Reina y pensamos que no vamos a llegar.

 

 

Y llegamos justo en el último momento, cuando el color anaranjado característico del ocaso de los días soleados de invierno nos regala estas imágenes, estas vistas.

 

 

Solamente queríamos una fotografía de la puesta de sol, pero no nos resistimos a seguir disparando porque todo, absolutamente, queda inundado de un color que hechiza.

 

 

Nos sentamos en un viejo muro de piedra y contemplamos los montes que se extienden hacia Andalucía, por donde se marcha el sol que hoy está jugando con las nubes.

 

 

La carretera nos invita a perdernos en el paisaje. Trasierra, Pallares, Monesterio, Montemolín, Santa María de Nava ... se nos antojan nuevos lugares detrás de cada loma.

 

 

Al final, nos conformamos con atrapar los colores, guardarlos en nuestra cámara de fotos, como si fuese una caja mágica que al abrirla en casa nos permite enseñarlos. Lo importante, no está en ir, ni en mirar. Se trata de parar y ver. Respirar hondo. Este fin de semana, en cualquier lugar. Nosotros elegimos este pero tú puedes tener otro igual de bonito cerca de tu casa. No lo dejes. Sal y ve.